No creo que la novela en palabras de un sastre sea corta, aunque el corte de tijera sea en hilachas, o en zigzag, no vamos a comprender esa cosa, objeto, sujeto, sopor que le llaman novela  y sus articulaciones de motes.  Para mi existe la narratividad oral trasmutada al maldito audio de la presencia moderna, el imperio de la pantalla, el automatismo de la pintura sin forma, la anarquía del caos, y la proliferación desquiciada de que todo cabe en la novela, porque no es un cuerpo diseccionado en medicina forense, o un esqueleto, en la que la picara y fraudulenta anécdota se juega el todo por el todo en el extraño fondo del barril, y la forma centella el peso de camión de las alas de una mariposa, o la gota de la lluvia con su magnitud labra la tierra, que tiene que ver la novela con el mundo que deviene, que no esta y esta al mismo tiempo, es la negación de la negación, escucho sobre eso del héroe y del antihéroe, Nattalie Serraute, ni ella misma sabía que escribía o quizás el barrunto rizomático de Don quijote sea la muestra indeleble de lo que posiblemente se le llame novela, a destajo de acciones en flashbacks, encajonamiento de personajes muertos, enclave poético.

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No se ha dado usted cuenta todavía de que si la gente lee, es porque espera encontrar la verdad en los libros.

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Es preciso, que los festivales, que están sosegados por la seriedad y la gentileza, no ignoren algunos buenos escritores que llevan carriles de experiencia recorridos.

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Sin título
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El poeta de boina murió en la caída del muro de Berlín, el poeta pastiche emigró al olvido, el poeta burgués es el que ha returned now.

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