APUNTES TORCIDOS DE COMO SE ESCRIBE UNA FALSA NOVELA OSCAR SIERRA PANDOLFI I Especulaciones

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APUNTES TORCIDOS

DE COMO SE ESCRIBE UNA FALSA NOVELA

OSCAR SIERRA PANDOLFI

I

Especulaciones


1

La novela atasca al tiempo, lo amarra al vacío. Es un hilo del ser en búsqueda del ser. La forma de las formas que resultan formas de formas deformadas. Miles de páginas puede alcanzar la distancia de un sueño y la frontera con la realidad que sopesa indigne ante las palabras que pesan y se difuminan, no quiero estar en el cerebro de Proust, en búsqueda del tiempo perdido, no creo que el tiempo se nos haya extraviado. Creo a prontitud que el silencio y el ruido del mundo son el subterráneo de la novela, pueden existir miles de conceptos limpiándose con papel  higiénico barato y salpicar el corazón con un puñal de teorías vanas.  La novela tiene el pellejo vertical de una trama que se deglute en el almacenamiento del tiempo, de lo que no sucede, no pasa nada, el mundo de hoy se cuenta por sí misma, y la piel saturada de metafísica desfasada.

2

Redunda el solipsismo de la reiteración masiva del pastiche, no creo que la novela sea salvable ante la posmodernidad, vive su propia decadencia, vitupera en la escritura trasnochada, que supera la línea del cuantos, y sutura la línea elíptica del mundo, ante su dialéctica negativa. Una novela siempre está sin llegar a la escritura, porque carga con las ideas de George Perec o de Tristram Shamdy.  Porque la viñeta en su pétalo infame, el charrasquillo del chiste, la elástica tubería del relato, la frágil y somera tristeza del poema. No creo que la novela en palabras de un sastre sea corta, aunque el corte de tijera sea en hilachas, o en zigzag, no vamos a comprender esa cosa, objeto, sujeto, sopor que le llaman novela  y sus articulaciones de motes.  Para mi existe la narratividad oral trasmutada al maldito audio de la presencia moderna, el imperio de la pantalla, el automatismo de la pintura sin forma, la anarquía del caos, y la proliferación desquiciada de que todo cabe en la novela, porque no es un cuerpo diseccionado en medicina forense, o un esqueleto, en la que la picara y fraudulenta anécdota se juega el todo por el todo en el extraño fondo del barril, y la forma centella el peso de camión de las alas de una mariposa, o la gota de la lluvia con su magnitud labra la tierra, que tiene que ver la novela con el mundo que deviene, que no esta y esta al mismo tiempo, es la negación de la negación, escucho sobre eso del héroe y del antihéroe, Nattalie Serraute, ni ella misma sabía que escribía o quizás el barrunto rizomático de Don quijote sea la muestra indeleble de lo que posiblemente se le llame novela, a destajo de acciones en flashbacks, encajonamiento de personajes muertos, enclave poético. No sé que es eso de novela, ni en el pasado, ni en el presente, me interesaban Lukács y Goldman, Forster y Bajtín, me había vuelto europeísta, insulso, decadente, apergaminado con la cuchilla amellada de la crítica literario, para luego caer en el pozo dilecto de lo ausculto, no se trata de un iceberg, o de la pirámide de Fraytag, no me interesa la geometría de la novela, ni sus topologías o clasificaciones, o sus idiomas en que se escribe. Tampo0co sus costuras, remiendos, sus universos perdidos, las Alicias, o la Cándida Eréndira, o las nociones de Bloch o de Maupassant, más cuentista que novelista. Tratar o escribir novela es un presumismo barato que sale carísimo, si uno inicia hace tres décadas, puede que llegue por arte magia la del refinamiento o pulimento, o de ahondar en el aquelarre del talento que no se trae, porque estamos en el supermercado de novelas, no importa que también se escriba o mal. Jalonea la mediocridad con un premio entre manos, porque a decir verdad, cuando una novela tiene todos los requisitos de un producto de crema o de perfume, llegará a todo el mundo, el autor vivirá de las regalías, de lo contrario, en los países de tercera vía, coexiste la idea que la novela fue el resultado de la burguesía antepuesta a la revolución industrial o quizás la reacción a otras formas literarias.  Creo que la respuesta precisa la tiene Gargantúa y Pantagruel que es un conjunto de cinco novelas escritas en el siglo XVI por François Rabelais. Nadie todavía sabe de qué se tratan, quizás algunos, otros no quieren hablar de ello, porque creen que escribir novela es tirar los dados contra la pantalla en blanco, de una primera sentada surge y ya.  Pienso que han confundido el termino mamarracho con el semema “novela”.

3

 Husmea el pasado con el aroma podrido del presente, la novela lleva la mecánica del tiempo, supura la pus del significado, el contrachoque de significantes, no creo que la novela siga existiendo, una verdadera novela todavía no llega a la meta de Grand Prix, porque su narratividad sobrevuela mas la oralidad de las putrefactas leyendas. Frente a Nietzsche, que sostiene que no hay hechos sino sólo interpretaciones.

3

Mucho ruido y pocas nueces. Devoción a través de la teoría de las cuerdas, juegos de apariencias, distorsión del tiempo, planos paralelos, lenguajes polifónicos, narradores múltiples, sinexión novelesca, agudeza en proeza del argumento, construcción fenoménica de personajes, y arquitectura narrativa en relieve.

Primero, la nueva generación de escritores que se dan a la novela, no tiene todavía bien definido lo que es la novela posmoderna, quizás, no han leído a Joyce, Kafka, Woolf, Baroja, Mailer, Bloch, Hesse, José Emilio Pacheco, Salvador Novo, Guillermo Sheridan, Katherine Porter, Macculer, solamente va enumerar sosegadamente unos cuantos autores. Cortázar, Saramago  y Alejandro Zambra, sin obviar a Skármeta.

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