El contrapeso literario de la novela Jonás de Melvin Salgado sobre la narrativa novelesca de El reclamo de las horas de Nery Alexis Gaitán. Por Oscar Sierra Pandolfi

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El contrapeso literario de la novela Jonás de Melvin Salgado sobre la narrativa novelesca de El reclamo de las horas de Nery Alexis Gaitán.

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Nery Alexis Gaitán[1], es posible que sea un narrador nato, orientado posiblemente a la posmodernidad, a esas novelas que degustamos sobre Huxley, Sturgeon y Styron, aunque con ciertos visos de especulación filosófica. De inmediato en el preludio de la novela sopesa la construcción precisa de sus andamios verbales y estructurales, que mantienen su fuerza, la disminuyen con ciertos tonos románticos, ya pasados de moda. Sin embargo, nos impresionan, llevándonos a la profundidad ontológica del tiempo, aunque en este caso, la influencia de Jorge Luis Borges, es muy fuerte y apegada. Algunos teóricos, podrían destacar que estamos ante la experiencia sublime de un relato novelesco de posible catadura novedosa, aunque por cierto, al hilar cada relato, percibimos su insipiencia diegética. Otros podrían apostar, que es una hilaridad de relatos tirados en efecto de una escalonada. Vemos en cierto ritmo que acierta a flashes:

Me acerqué al reloj, y parecióme que la madera se volvía maleable y que se formaba un portal de otra dimensión, de otro tiempo. ¡Y de repente surgió una forma femenina que reclamaba  mi  presencia!  Sólo  tuve  tiempo  de  sentir  pavor  y  huir,  corrí  como  un desesperado por los pasillos de la mansión. Al fin logré serenarme, un buen trago de coñac me devolvió el ánimo que había perdido. Estuve varios días con el alma en sobresalto, pero tiempo después, el miedo fue cediendo el paso a la curiosidad, y mi mente empezó a urdir toda clase de historias en torno a esa misteriosa aparición. Aunque, por mi naturaleza impresionable, a veces pensaba que quizás lo había imaginado todo y que no existía ningún ser morando en el reloj, que todo se debía a una disposición de mi ánimo en ese momento; además, 1.(nadie había hecho nunca un comentario fuera de lo normal acerca de este hermoso señalador del tiempo), ni siquiera el mayordomo, 2.(quien llevaba sirviendo más de cuarenta años en este lugar). Aun así, mi imaginación volaba, y me era inevitable pensar en la misteriosa mujer como si fuera una prisionera del tiempo, 3.(en busca de un amor que sólo le había dejado lágrimas y desconsuelo). Con cierto temor aún, 4.(decidí volver a visitar la estancia del misterio; nada ocurrió, todo permanecía normal): la chimenea, los muebles, el ambiente; el reloj solamente marcaba el paso de las horas.

En el texto que antecede se desploma un narrador en primera persona que nos da un reflejo fuerte del personaje. Si se considera, el trabajo del lenguaje, tomando como premisas, el enunciado (1), hay una estructura que difiere de la denotación, al igual que en la (2), el juego de la conjugación en pretérito imperfecto, muy reiterativo más el núcleo verbal de la siguiente unidad frástica con el uso del gerundio, obstruye la fuerza del tejido narrativo.

Según Baudrillard, “los signos ya no corresponden o enmascaran su referente de la «vida real», sino que lo reemplazan en un mundo de «significantes flotantes» autónomos; ha tenido lugar «una implosión de imagen y realidad”. Pues todavía, notamos, en que Jonás de Melvin Salgado, casi empareja una enorme influencia de sus contenidos filosóficos con la obra de Gaytán en la tercera parte de Jonás, cuando Melvin, entromete a la novela con el tema ufológico, de viajes a las galaxias; aunque; a diferencia, que Gaitán no abandona la función poética con un estilo ya vencido, como el cariz del modernismo dariano, lo que implica que Melvin Salgado, con más afinamiento, más trabajo estético en el lenguaje, porque excavó a profundidad el tema; y el autor reconoce el aprendizaje en la obra narrativa de Gaitán, y de paso, la identifica con intromisiones borgeanas. Vemos un ejemplo de la calidad narrativa de ciencia ficción en Jonás:

“IV PARTE

Final del viaje

Jonás y Alicia en otras dimensiones. 1.(La cámara de cobertores eléctricos y puertas láser). 2.(Computadores con pantallas protoplasmáticas). 3.(La aeronave viajaba a la infinidad de los exoplanetas). 4(Alicia y Jonás, habían sufrido en el averno del planeta tierra. Las emociones humanas son complicadas, dijo con un casco de alambres electrónicos.

 Apareció la secuencia de flashes de su vida como seres de otro espacio, de cómo habían llegado al planeta terrícola y como eran sus aventuras en la vía Láctea y en la nébula espiral)”.

En los anunciados anteriores que hilas ciertas acciones para llegar a un centro climático, se evidencia la afinada elaboración frástica, el trabajo exquisito de simbolismos, la forma de emplear el lenguaje de la cibernética y el tópico del tiempo, lo que se convierte en un logro lingüístico literario. Aunque, al ser honestos, Nery Gaitán, es el primero en la literatura hondureña en construir personajes que sean tiempo, también es el primero en tratar los primeros relatos de ciencia ficción con mayor consistencia, eso lo captamos en “Reloj de arena” (1990).

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Cualquiera de las dos opciones, nos impulsa, a comprender que se trata de un problema que los lectores asumimos por su complejidad en sus estratos textuales, tanto en la novela “Jonás” como “El Reclamo De Las Horas”, con la diferencia que Melvin Salgado estructuró su novela en tres relatos rizomas para logra técnicamente una novela con efecto caleidoscopio, y “El Reclamo De Las Horas” todavía no se define ni como novela corta, hilada por una secuencia de mini relatos. Ya que se colma una diatriba entre la brevedad y eternidad en la construcción verbal, y entre sus edificadores que sirven de bisagra al desarrollo de la posible novela, en un análisis anterior, afirmé que era una novela corta, pues quedó como hipótesis nuestra sugerencia.

Además, el manejo de los tiempos tanto reales como subjetivos, irradian fuerza estética a medias y son coherentes algunos enlaces entre los relatos.

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Nos referimos a la genotextualidad: a las circunstancias, emociones, temas, lecturas y contextos que dan origen al texto: El Reclamo de las Horas de Nery Alexis Gaitán, asume la asunción ontológica de objetos y sujetos, que van sucedidos por l aprehensión del cogitans.

 En otras palabras, la observación del personaje es fenomenológica, eso es mérito en la narrativa de Gaitán:

La mansión de los recuerdos

“Lo más hermoso que había en esa mansión era un mueble muy antiguo, había sido elaborado por manos expertas que respondían a un refinado gusto por la belleza. La ruta de las horas databa de la época romana. El reloj era el centro de atención siempre que entraba en este aposento, era inevitable que no lo contemplara, era como si me dijera misterios de otras épocas, de otro tiempo ⎯en la noche, al dormir, sentía que en mis sueños me susurraba las más extrañas historias de amor y de crímenes, conspiradas bajo el influjo de la pasión y los celos⎯”.

Por ello, como lectores, discernimos dos dimensiones: la creación misma del texto narrativo como texto literario y su correlato que discurre existencial, metafísico, que hace sobrepeso al plano literario, lo debilita, porque cae en la especulación filosófica.

La implicatura de aspirar a lo universal, al trascendentalismo, evitando el ripio y el lugar común, eso si, es algo que reconocemos en el estilo del autor. Por ello, desde el estrato técnico hay un argumento, trama, y actuantes. Aparte en la segunda dimensión, entran en juego elementos extraliterarios y paralingüísticos que se desbocan con manejo técnico y estratégico, menos que Jonás. Hay teatralidad, pintura, poesía, entre otras formas artísticas, es algo parejo con la contemplación de las pinturas que experimenta Jonás, son acciones coincidentes en ambos autores. Claro, de manera implícita. Para demostrar esos enunciados de función poética según Jakobson:

“La verdad, era un reloj que me fascinaba, sentía que su destino se encontraba con el mío en un recodo común del tiempo. Ahora paso mis dedos por su cuerpo y siento como que tuviera vida, y no es por el movimiento del mecanismo, no, es una sensación de otra naturaleza, como cuando uno está en un lugar oscuro, y aunque no mira a nadie, sabe que hay alguien que lo está observando. Percibía una vida ⎯aunque parezcan deducciones de un demente⎯ que agobiada por la tristeza hallábase encerrada en el reloj. Tenía el presentimiento de que ahí permanecía cautiva una hermosa mujer, con unos eternos ojos verdes (mi color favorito, el que me hace pensar en la felicidad, porque… ¡no, no lo diré, es algo muy íntimo para dejar constancia de los anhelos de mi alma!)”.

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El reloj, no solo es un objeto que se describe, sino que recobra vida, al igual que en la pintura en Jonás, acciones narrativas, en ambas novelas, sabemos a cabalidad que Melvin Salgado leyó más de algún libro de cuentos de Gaitán, pero no la novela El reclamo de las horas, lo que nos indica, que son más que coincidencias, lo que genera una equivalencia en ambas obras literarias. Así el narrador-focalizado, asume su voz desde adentro, personaje-reloj, en Jonás, adquiere humanización la pintura, aunque no adquiere verbalización, eso disminuye técnicamente el acierto literario, Gaitán logra darle expresividad al reloj, pues hasta ahí es uno de los pocos méritos del autor del reclamo de las horas. Por ello, lo ficticio, resuma fuerza imaginativa en ese cuadro escénico: una mujer encerrada en el reloj: es una escena que supedita estética y habilidad técnica, aunque el relato de Gaitán no llega a novela corta, queda como en una narrativa en la incompletitud.

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El componente dialéctico entre alma y cuerpo, dualidad sometida al disturbio de la entropía, eso se evidencia en Jonás, la influencia de Huxley y Pynchon, en menor medida . La caosmosis, donde los personajes son de carne y hueso, en el caso de Jonás, y el reclamo de las horas, los personajes en algún momento dejan de ser de carne y hueso, sino referirnos a los protagónicos.

 Sus padecimientos, más allá de lo sensitivo, más allá del discurrir de sus emociones, de las riberas existenciales, donde el tiempo es muerte, ansiedad, otra vida. Especulación, sueño, espejismo, ansiedad y angustia en palabras de Kierkegaard. Por ello, tomando como punto de partida: Reclamo de las Horas de Nery A. Gaitán.

 Concibe el concepto diletante del tiempo, sobrepasa, contrapeso, dilata las aporías y en el entrecejo la forma ambigua, que atraviesa los umbrales del tiempo. Es un tiempo borgeano, no lo es, a veces, se intrinca, gira a través de la pulsión de la fe por la eternidad, puede ser la idea de la muerte emparentada sin agravio con la existencia. Ya que el personaje se extiende, baja su intensidad en la mitad de la novela El reclamo de las horas, y en cambio, Jonás, es más intenso, cuando se sinexa a Matt y a Ámbar. Es una cualidad de la novela contemporánea. Ambas novelas o relatos diluyen el contenido en la forma y viceversa.

No solo el procedimiento narrativo, sino que hay elementos compositivos, por ejemplo, el capítulo VI y VII, solo para citar un ejemplo. Desde la extensión hay brevedad, aunque hay un problema: ¿nos referimos a la brevedad de la lectura?, ¿a la brevedad del tiempo que dura el lector o lo que tardan los personajes en moverse?, ¿o es un bucle que atraviesa fronteras metafísicas? En otras palabras, se leen pocas palabras, aunque se navegue en la profundidad, no es más que un artificio, el recorrido del texto, traspasa la inmanencia, el texto no evoluciona, porque, el juego de planos no acorta la linealidad en un juego ontológico:

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VII

“Ella sabía que yo la amaba desde siempre. Por eso me torturaba con su indiferencia. Hoy dicen que la vieron con un acompañante, iba paseando del brazo por lugares dudosos para una dama; ¡sí, andaba con un hombre, con su amante de turno quizás! ¡Cuánto le he pedido que se redimiera, que yo estaba dispuesto a dar todo por ella! Pero a cambio solamente recibía sus burlas”.

 No queremos podar o intervenir en análisis estructuralistas que mellan o anidan situaciones estáticas y mecánicas, obviando la dimensión humana. La novela es humana, es de carne y hueso, se hace en el andar, expresa Óscar Tacca. Aunque se emana esa sustancia en que está hecho el tiempo, nadie lo sabe, es un misterio. Es ahí la línea fronteriza entre lo breve y lo eterno. Simplemente se expresa: “Ella sabía que yo la amaba desde siempre”, hay trama, pero es una trama común y corriente. Aunque el acto más pecaminoso de Gaitán en este relato, es el esquematismo, algunos mini relatos, pierden su ligadura, no consideramos que tenga atributos semióticos para definirla como novela corta.

Aunque notamos una mujer y un hombre, el viejo mito edénico configurado en una vida de múltiples vidas, muy floja esta escena. Se abre quizás, la alternativa de que no estamos solos en la cinta de Moebius del tiempo. Hay posibilidades de venir de otro tiempo: antes de nacer, o después de morir. Por otro lado, la escritora Litza Quintana[2] (1995) expresó: “Estas ideas y muchas otras más sugiere a los lectores la intrincada y a la vez sencilla narrativa de Nery Alexis Gaitán en otra de sus obras singulares: "El Reclamo de las Horas"; una novela, dice él; un libro de cuentos, dicen sus editores; relatos psicológicos y de  suspenso  podrán  opinar  otros,  o  aquellos  formalistas  limitados  por  el  "esquema impreciso de la forma".

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Aunque podríamos estar de acuerdo a lo expresado por Quintana, tendría que considerar que se trata de una protonovela o una nanonovela, que aspira a la brevedad, y el autor asume esa responsabilidad. Por ello, en nuestro estudio comparativo, hemos considerado algunos elementos compositivos y arquitectónicos que se prestan para emitir un juicio honesto, de saber qué obra está más lograda literaria, independiente de la forma y del contenido.

En el nivel de fondo, los personajes podrían ser agónicos, degradados por la brevedad, no hay buceo psicológico, o sea el único antagonista en la novela que deja una dimensión dialéctica es el tiempo y sus reveses, irónicamente, el reloj, dentro de la novela va funcionando como otro personaje que cobra vida, efecto en los sentimientos de los otros personajes, así sucede cuando la mujer, tira el reloj al suelo con mucha violencia, luego vendrían los efectos y consecuentes:

“Ella tomó asiento ⎯como esperando algo, según me pareció⎯ en un sillón a un lado del reloj. Las horas empezaron a suspirar: ella empezó a inquietarse, agarró el reloj con violencia y examinándolo con angustia me interpelaba desesperada.”

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El efecto, dilapida, reacciona ante la dama, que pareciera que el tiempo se acelera, y que ella envejece. Podríamos confirmar dos puntos: primero que la narrativa se ofusca en la ficcionalidad, dando un revés incertero. Es la belleza del tiempo que se emparente, se queda en la apariencia, simula, la entropía y distopia del tiempo, aparecen como temáticas, no ahonda, especula. Converge, domina, y cae angustiada. Por ello, determinamos que es una novela  compleja en el sentido de su brevedad y Jonás, en el sentido de su tensa extensión porque no solamente se tratan pocos temas, hay una variedad de movitemas, la vida, la muerte, la guerra, lo jurídico, la niñez, las enfermedades, la pintura, el periodismo, el crimen organizado, la cibernética, la ciencia, no es una juntura de relatos determinados por la unidad de enunciados.

Al contrario, cada parte, podría supeditarse a la autonomía del relato. Como lo indica Ortega y Gasset: “la novela ha de ser hoy lo contrario que el cuento. En este se cuenta peripecias”. Prosigue Ortega y Gasset: “la acción o trama no es la substancia de la novela, sino, al contrario, es su armazón exterior, su mero soporte mecánico”. Incluso en los personajes, circunda la fuerza de ser redondos, como el reparador del reloj, que subyace en toda la atmósfera.

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Vamos a diferenciar, que en la novela tradicional, siempre el bien triunfa sobre el mal, considerando, que Reclamo de las Horas, tiene engarce: “si la traición nos separa”, “encuentro”, “ternura que hace vivir” y “alivio”, solo para citar algunos ejemplos, podrían verse como cuentos a simple vista. Si observamos, analizamos y ahondamos. De inmediato, la presencia de un hombre y una mujer, en la misma eventualidad, en el mismo conflicto del tiempo, en la misma posición de amor, en la misma mansión.

Entonces estamos hablando de estructuras que se interrelacionan en una mirada en conjunto: es una novela. Porque la novela se centra en los personajes, y el cuento en la trama. Hay enunciadores, marcadores verbales, y elementos relacionadores directos: como los diálogos de los personajes, y los componentes cronotópicos. Está sostenido por lo que Genette llama: fábula. La secuencia de eventos que ocurren dentro de la novela.

No obstante: Reclamo de las Horas, evita que las estructuras se muevan del lado contrario del tópico del tiempo, porque no solo hace el tratamiento temático, sino que el reloj, el tiempo, los instantes son la esencia de la novela, lo humano se soslaya en una enorme esencialidad ante los paraderos del infinito, sin obviar ciertos conflictos terrenales.

La simbolización del reloj, es sustituido por el cuarzo, aunque encontramos algunos relatos, donde la figura maternal, la inquietud de la niñez, aparecen accesorios, que dan fuerza y correlato, y eso le da más certeza a la novela de conjurar el instante en palabras, o la palabra en instante. Podría ser que se trate de una novela con tono surrealista, pero, que deja entremedio, un umbral, para diluir la realidad cruda.

El autor recurre a una variedad de recursos literarios, que evitan la fotografía de esa realidad, los espacios físicos se remueven entre el suplicio de las descripciones y el diálogo emergente de los personajes. Mantiene el cuidado, de no caer en el pastiche, en la consigna dilatoria, o en el partidismo, en teoría política, arma una cosmovisión, una homología, bajo los cimientos de esta novela, la producción de mercancía, el talente del capitalismo subrayado con ironía y burla, y nos presenta al ser humano enajenado, encarcelado en su destino incierto y en un futuro que no vendrá jamás, la mecanización del ser humano. El texto al llevarlo a las interpretaciones álgidas, puede sufrir cambios internos o externos. Puede ser objeto de traducción de código de la escritura a un código oral, donde incursionan factores metafóricos y morfofonémicos.

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 Didascálicas, dialógicas, y una tramoya metafísica de figuraciones plásticas, donde surge la escenografía en salto de planos, cuyos efectos especiales gravitan en una trama de capítulos densos e intensos en el Reclamo de las Horas, en un boceto epopéyico, que réflex una coreografía de colores, música, y tramoya metonímica, son componentes logrados magistralmente. Tanto sígnica como de significado en el plano del contenido. Aunque, opuestos, ambos términos.

La juntura de las profundidades significativas que recorren sus capítulos desde una estructura condensada, que despliega los conceptos profundos del tiempo y de personajes que soslayan ser completos, complejos y universales.

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Cada palabra, cada capítulo es una raicilla que va produciendo interconexiones sémicas, sintácticas, con encabalgamientos narrativos con intencionalidad estética. De forma holística la novela: El Reclamo de las Horas, por ello, le podemos llamar nanonovela, y al determinarla como tal, no logra el alcance estético técnico literario con respecto a Jonás de Melvin Salgado.

No emplea la rigidez, es un texto abierto, vuelve a una multidimensionalidad, como si el lector transbordara varias pistas de imágenes, de significados, y de mundos en continuum en un juego lúdico, mítico, filosófico y sideral.

 Su punto de partida es la cotidianidad en un plano expresionista-impresionista, esa es la confirmación de una simbiosis entre estructuras retóricas de alambicado goce lectoral. Pues contrario a esto, la noveleta de Gaytán es de fácil lectura, en su fondo, concluimos, se nota esas reminiscencias de libros de autoayuda, de esos libros de índole religioso oriental, como especie de vudú. Aplicamos lo siguiente para ambos relatos, lo que expresa

Todorov expresa: «Es historia en el sentido de que evoca una cierta realidad, acontecimientos que habrían sucedido, personajes que, desde este punto de vista, se confunden con los de la vida real. […] Pero la obra es al mismo tiempo discurso: existe un narrador que relata la historia y frente a él un lector que la recibe. A este nivel, no son los acontecimientos referidos los que cuentan, sino el modo en que el narrador nos los hace conocer«(Todorov, 1966.p. 157).

El texe o tejido en escalonada, es la tirada estilística de Nery Gaitán, en bonsái, y Melvin Salgado  en forma de pie gigante o de torre de Babel: notamos que Gaitán quiso al trabajar sosegadamente el experimento novelesco, incluso, de forma novedosa, aunque se quedó en el intento, un experimento fallido.

El intercalamiento narrativo. Dentro de la precisión de ir de relatos alargados a relatos en minificción, en el sentido de la macroestructura hacia la microestructura. Todo determinado por una intención siléptica y analéptica, en la primera la extensionalidad del relato, y la segunda, la síntesis existencial. Por eso el asunto, de creer que se trata de cuentos brevísimos o relatos álgidos.

Cuando en verdad, se trata de un trabajo de novela que nos orienta a lo extraño, a lo no escrito, donde se aleja del lugar común y del pastiche que es normal dentro de la actual novela corta en Honduras.

Determinantes filosóficos

La filosofía entre los griegos, tuvo común denominador: “La duda” en el problema del ser. En algunos casos tomaron “la nada” como la negación del ser: lo que hay es el “ser”, y solo cuando se lo niega, aparece “la nada”, por ahí la figura del reloj en la novela: El Reclamo de las Horas de Nery Alexis Gaitán, nos lleva a otros paraderos, a otras dimensiones que traspasan la fenomenología de la vida y la muerte. Nos remontamos en este sentido a los pensadores como Parménides que sostuvieron que solo: “el ser es”, y “el no ser”, “no es”. En diferente línea, se ha sostenido que de la: nada no deviene nada, de tal manera que afirmar tal cosa, sería destruir la noción de causalidad y la especulación. Podría ser que la novela aborda el tiempo en términos absolutos, en una complejidad de personajes que tienen como fuente los sueños, las vidas pasadas, el cosmos, el quantum, tópicos tocados y tratados con mucha fuerza y delicadeza en la respectiva novela. En el contexto histórico en que los Dorios invadieron en el siglo XII a. C, por lo que los Jonios emigraron a Asia Menor fundando numerosas colonias: [Mileto, Éfeso, Clazomene, Samos], las cuales tuvieron contacto con las culturas orientales. Por ello, Nery Gaitán, recorre las riberas existenciales del tiempo, en todas las civilizaciones para el armatoste de su novela.

De forma inherente, implícita, oportunamente, se esbozan el entrecruzado de una infinidad de interpretaciones, donde la linealidad, y el mosaico quedan fuera del juego creativo, para dar lugar a planos simultáneos,  aunque no encontramos rupturas, ni abrupciones desde el sentimiento, emoción, y cosmovisión de los personajes, que no van evolucionando en el tejido narrativo.

Esos cambios, se soslayan con profundidad, evitando la pancarta y la sublimación emotiva que es típico de los narradores hondureños del siglo XXI.

Por eso en el asunto de la novela, se emerge, despliega, y sucumbe lo que Platón procuró comprender, cuál podría ser la función de una participación de la “nada” en la concepción de los entes que son. Al igual Aristóteles, sostuvo que tanto la negación como la privación se dan dentro de afirmaciones, porque incluso del “no ser “puede afirmarse que “no es”. Pero luego, la concepción cristiana instaló la idea de Dios creando el mundo a partir de la nada, lo cual transformó significativamente las bases de la especulación filosófica ejerciendo posterior influencia en la filosofía moderna. Asimismo, Reclamo de las Horas, es la caverna posplatónica del tiempo, la lucha pendenciera entre la brevedad y la eternidad. Donde “la nada y el ser” fueron los primeros problemas que enfrentó la filosofía para conceptualizarse, y es un problema que se aborda desde el clímax que se trasunta en el fondo de la novela, que es forma y contenido a la vez.

El lenguaje crea vida, se auto consustancia. Podríamos decir que la filosofía y la novela de Gaitán, en su verba, expresan que filosofar es el acto en sí del pensar. Los personajes se sobreponen a la modalidad de pensar, luego el saber, ser y estar. Por eso, la novela: El reclamo de las Horas, es sensitiva, arquetípica, potenciadora del ser, va hacia el ser, desde el ser. Donde se origina el tiempo en la novela, lo que dura su lectura, o lo que viven sus personajes o la vida del escritor. No, nada de ello, el tiempo, es difuminación del cosmos, es lo discreto del estar, de una mirada más allá del quantum, de la aridez de la muerte y de la supremacía de los sueños.

Gaitán, concibe esta novela, desde un parteaguas lingüístico, el viraje denotativo y el ámbito de la metáfora cotidiana en conceptos de Lakoff, pero que nos envuelven las profundidades del estar y del no estar. La filogénesis de la humanidad tiene su punto en el filosofar cuando el hombre de la caverna, el “homo erectus” o el “homo sapiens”, descubren el fuego con el choque de dos piedras, o se le atribuye la conexión de la idea hacia la “acción”, Aristóteles le llamaría “acto en potencia”.

 El hombre de la caverna estuvo en una especie de interrogación silenciosa emanada por un lenguaje “el instinto”, es la primera estrategia sensitiva que abre el escollo para el razonamiento.

 En el caso de la novela que nos ocupa, es ontológica, metafísica y contradictoriamente dialéctica en términos de Hegel.

Reclamo de las Horas, se convierte en una propuesta novelesca: novedad técnica en el juego de planos, digresiones, abrupciones, funtores, autor- fautor, enunciaciones que juegan con los diálogos, disloques del tiempo, arquitectura de microrrelatos en el relato en función de una estructura holótica-fractal, el trabajo del tema del tiempo ontológicamente, el conflicto abarcador de toda la atmósfera de la novela. Construcción de personajes problemáticos, y propicio, la participación del lenguaje como personaje al mismo tiempo. Queda el suplicio estético, la novela literaria y el salto cualitativo de la novela breve corta en la década de los 90, cuando apenas afloraban asomos narrativos.

 Para iniciar la parte comparativa, Iris Murdoch nos expresa al respecto de su doble faceta de novelista y filósofa, en una entrevista explicó: «Estas dos ramas del pensamiento tienen propósitos y estilos tan diferentes que tengo la impresión de que debo mantenerlas separadas la una de la otra. Cuando se escribe filosofía se está escribiendo algo más parecido a ciencia que a literatura. La filosofía tiene como meta esclarecer. (…) tiene que ver con apresar un problema y hacerlo de una forma tenaz e implacable. (…) La literatura tiene que ver con máscaras, simulaciones y fantasías. En ese sentido, creo que la literatura se acerca mucho a la vida ordinaria. Todos contamos historias todo el tiempo, posiblemente sin darnos cuenta. Si describimos un día de nuestra vida, configuramos ese material en forma de narración.»

Para Murdoch la literatura, al contrario que la filosofía, debe entretener y respirar sentido del humor.



[1] Fecha de la entrada     19 de marzo de 2023 Óscar Sierra-Pandolfi (*)“El Reclamo de las Horas” de Nery Alexis Gaitán La estética fenomenológica del tiempo y la metafísica del arte en “El Reclamo de las Horas” de Nery Gaitán.

[2] Un Gaitán obsesionado por el tiempo y el amor Palabras de Litza Quintana durante la presentación del libro "El Reclamo de las Horas", de Nery Alexis Gaitán, el viernes 9 de junio de 1995, en el Salón de Cabildos de la Municipalidad del Distrito Central. 7 P.M

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