La jugada del Gavilán Calix.
O las metidas de pata de Marco Anariba.
Piruetas de payasos en la alforja
Dilectos personajes de lúdicos tiempos
Presagian algarabías del crack
Platini hacia tatuajes en el aire
Tacconi no jugaba con las flores
Del jardín,
El fut se jugaba con el alma descalza.
Dispárala
Tutti palla
Atajala
Gamba siniestra.
Apabulla Signori y Costacurta
Sabían el ABC de los goles mágicos
Y las piernas duras y estériles.
De los árbitros
Pitaban con infecciones en el gaznate.
Inglaterra casi mataba a la reina en 1966.
No volvieron a ver una copa vestida
De la reina Isabel.
Shakespeare sigue riéndose
de sus paisanos.
Camerún era una dama virgen
Cuando les hizo el amor
a los pibes
Con el gol de Biyik,
Y los rusos le quebraron la rodilla
A Pumpido,
Llegó Goicochea…
Beba cerveza todos
los días para que la ebriedad
De la vida no le pase las facturas.
Siga con el balón acostado,
firme
Enchútela, apáguela,
Que desquiciado coachear,
fuma hasta los codos.
La Tota jugó un pentágono
de mundiales.
Tino Lettieri
Estaba arrepentido
de ser canadiense.
Le pegaba frío patear el balón
En los campos de nieve de Alaska
Cuando entrañaba.
Alexis Lalas
Se rasuraba con presto Barba
Y fumaba Malboro,
Kassey Keller
No quería ser arquero otra vez,
Porque iba a actuar en una película
de Mel Gibson.
Lo gringos never win a coup world.
Son batboys para jugar,
Ellos juegan hockey en wall street
Y el Galaxy
Es para que las mujeres vestidas
de hombre
Aprendan del futbol.
La Hija de Clinton es jugadora,
Le ganó a Isodora Duncan
En el patinaje
Y a cantar mejor
que Barbra Streisand.
El futbol tras
los rayos ultravioletas,
Los átomos juguetones
contra el arquero,
Fotea la impresionante
jugada de crossing.
Los paraguas aficionados
se ríen
Y se abrazan
en un gang bang de tañidos
Besos con sabor a SIDA.
Como vas a saber cuándo
se le rompió la tibia
No fui hincha,
ni seguidor de nadie.
Yo no sabía que los pararrayos
jugaban fut.
Que los jugadores rezaban
después del partido.
No sabía que la iglesia compraba goles
Con los diezmos.
No me gustaban los tiros de corner
Cuando la vida daba sus miradas de sangre.
Hungría supo echarse a la espalda
Los goles de Puskas.
El Salvador fue un equipo cobarde
Cuando le metieron 11 a 0.
Los goles fueron cargados en el avión
Y llevados a un museo en San Salvador.
En Honduras
Nadie vive del balón,
Muere del fut.
Todas las mañanas mueren los lirios
De la sonrisa de un futbolista.
Ayer falleció el hermano
de Wilson Palacios.
Ayer murió Arnold Peralta.
El chocolate Flores.
Una sombra los mató.
La envidia les metió
un gol de gambeta.
La muerte juega
sus mejores pases
Prohibidos.
Nadie se atreve a sacar la tarjeta roja
Porque el silencio es el mejor árbitro
Para estos partidos.
La geometría traviesa del estadio
Deja crecer amapolas
En los ramos viejos de la portería.
Una canción se esconde en los pies
De Burruchaga.
Azota una llovizna del marcador
De un gol siamés
Que juega a ser astronauta bajo el sol.
Hipódromo de jugadores
Con melenas extrañas
Gullid dribla contra el cielo
Y Brehme tira despacio
Con las muecas de jazz de Müller.
Zenga sabía dar sus voladas
de mosca veraniega.
La araña Negra, cundió
como pájaros muertos
Las piernas mágicas de Pele.
Eusebio era la bestia King Kong
Que disparaba contra todos
Y el balón quedaba apachurrado
de nostalgias.
Butragueño siempre leyó los poemas
De Bécquer antes
de salir al ataque.
Sol Campbell jugaba
hacia atrás con la pelota
Envuelta en una tijera eólica.
Hacía nudos juguetones en el corner.
El cuadrilátero con ojeriza
Irradiaba el crepúsculo
entre rostros atareados
De risas y lágrimas.
En el tórax de sillas destruidas
Y de goles afiebrados.
Yo no sé cuántos mundiales
se han jugado,
Karpov movía la última pieza
Sin fecha de vencimiento
Y los latidos del segundo tiempo
Dejaban que detuviera la pelota disfrazada
De mujer embarazada.
La bola rueda sarcástica
como una planta carnívora,
el mundo espiral de sueños
de victorias nauseabundas,
que el alma sostiene.
En este rincón del mundo,
el fútbol
simple juego.
Es una lengua nopales eufóricos,
El gol discurre en el peaje
De anónimos laterales.
Clímax de quejidos sonámbulos
Fambulesco supremo roedor en el aire,
explosión de júbilo de calaveras
ungidas de pasión,
un instante de gloria en los pies heridos,
Jugadores celebran la fe del vacío
De una portería abandonada a la merced
Del viento,
Héroes ignotos
de este cuento fugaz,
danza del balón
en las pupilas de DIOS,
cada gol, disparo audaz
en las vértebras del tiempo.
Silbato de bocas exhumadas
al final del telón,
queda en el aire la magia,
jazz del balón.
orquesta límpida
un ballet de pies
al final del partido cortado
por una mano malévola
de signos rodantes.
Esfera oscilatoria mira
el trampolín de manos eólicas,
el beso ofuscado de un arquero
muerto a media luz,
y una jugada de balón prohibido
al final de enmarañada tarde
hiere el silencio de los alcaravanes
de jugadores abandonados
que escapan marginados
y la balada de músculos
en play off disparan
contra la sinfonía
de la oscuridad.
Se pierden por el lateral izquierdo
Del abismo de cruces
con fémures postizos,
Y en cuellos corta2 en x,
Saltan como mariposas muertas
Y de una cancha fúnebre
donde la piel erizada
de gramas con piel de cebra
se convierten en teatro de golf
y de esferas preñadas de pentágonos
adúlteros.
El trafago de Schillacci
que le metió un gol de media cancha
a la muerte,
lo vi correr contra la portería de Dios,
era la ternura de un golpe
contra la exactitud de eterna.
Sostengo el balón con el equilibrio
De una mala jugada,
Driblo con fuerza
en el aire
Y ciño mi fuerza
contra los espejos
De la lluvia
Corro contra el réferi
en una volada
De la Tota Carbajal
o de Higuita
Con malabares
de escorpión drogado
con criptonita.
Siempre jugué doble partido
En la vida,
por un lado
Tiraba penaltis enfermos
De gonorrea
y de recuerdos torcidos,
Y en la otra banda,
era transparente atacador
de la existencia,
Manejaba la pelota
con suavidad
Y daba pases precisos a la suerte,
Y de repente,
Perdía la magia,
Una tarjeta roja vestida de niña
Me acompañaba en los contraataques.
El mágico Gonzales
fue famoso en la revista Forber
Y Roberto Baggio con Vialle
Siempre soñaban con el scudetto
De la gloria,
Yo era ese niño que a chuñas
Tiraba pelotas
Como pájaro estático
en la mano de la soledad
coleccionaba pesares
en el adiós de los aficionados
en los muros derrotados.
Recordé que Vilanova
y Antonio Puerta
Descansan en tumba de ausentes.
Era la estrategia mortal
de infelices balones
Y en el estrago huracanado
De un infarto a medio llanto ,
a medio andar,
era una jugada certera y lívida.
La simple lejanía de una cicatriz
que volaba una patada
al arco endurecido,
y engavillado por la velocidad
que festejaba el último inning
de la vida.
Trajiné la montaña juguetona
De risas y vivas.
Era España que abría el cielo
Con un gol contra Holanda
En el 2010,
la reina cambiaba su vestido
y se rasuraba alegre.
Pagliuca se lanzaba
como una araña aplastada
Y la cizaña de una pelota
Se adhería al santo y seña
De un pequeño eslabón
De kilómetro infra añejo.
Youri Djorkaeff
Añadía en efecto eñe
El sueño extraño
De marcar en el ecuador maldito
De un partido que se esfumó
En el pitido cobarde del réferi.
Alain Boghossian
ya no jugaba en la Sampdoria
De antaño
Y una mañana con maña
Olvidé que Lubos Kubic
Era un buen jugador
Porque se me perdió aquella figurita
Que guardaba en la memoria de la niñez.
El agua que cae en los estadios no es transparente
Y el otoño no existe en los mundiales
De fut,
Yo sabía que Enzo Bearzot
Y Washington Tabaré
Envejecieron con los botines puestos,
Nunca super si los antiguos egipcios
Jugaban básquet con las momias
Las pirámides tienen secretos
Llenos de arena
Y ahí se esconde la cobardía
Del rio Nilo
Que se colorea de azul…
TutanKamon
Se sabía unos cuentos de hadas
En el mar rojo.
Yo no jugué fut
Porque mi abuela
Se refugiaba los domingos
En la misa
Y el sacerdote rezaba cada 3 goles
Que le echaban al equipo del barrio.
La última vez que vi jugar a Romario,
Los pájaros bebían agua de la ventana
Y el televisor agonizaba con las telenovelas mejicanas
Yo rezaba con las revistas de la Playboy
Quería ser un player de beisbol
Como Joe DiMaggio
En tercera base,
Sin daños colaterales
Caía el sol en el ecuador del campo,
La gente era un jazz confundido bajo la lluvia
Siempre soñé ser un vago
En las calles de una línea recta desnuda
Y los racimos de risas
Entreverados en el primer gol
Que le inyectaron en 3 ccc
A memo Ochoa
Y no sé por qué Bora Milutinovic
Fracasó con la selección
de la Virgen de doña Lupe en 1986.
Hugo Sánchez era el único
Santos el enmascarado de Plata
Que jugaba decentemente
en el Real Madrid.
Es que los mejicanos
no nacieron futbolistas.
Pienso que hubieran llevado
a Juan Ga de arquero
Y a Chente Fernández
en la delantera.
Ataca la existencia
Con un pase de profundidad,
Y cada mañana cuando despertaba
con los ojos cerrados
tome Coca Cola, la chispa de la vida
meta goles, cerveza Coors.
Tiro de esquina :
Baterías Rayo Bacs,
Y recorra el mundo con Toyota.
Jorge Campos
Ya no atajaba goles,
Olía a sangre y a telenovelas.
Igualmente, Guatemoc
Era un mal poeta con la pelota
En la delantera
Que hasta el beso de una actriz
Se deslizó en los esqueléticos caminos
Del amor.
Miguel Mejía Barón, no era varón.
Los mejicanos, ibid.
No juegan balompié en Fair Play
Padecen de epilepsia
cuando llegan los argentinos
Con pelotas de ping pong.
Recuerdo a
Yeltsin Tejeda y Juan Pablo Vargas,
Cuando perforaron a la vieja señora
De Alemania
Aunque al final el score dio vuelta
De ruleta rusa
Dejaron tirados en el césped
De la derrota a los ticos en 2022.
No creo que los costarricenses
sepan de fut
La suerte siempre
Es la fiel compañera
Como un perro
que no abandona a su amo.
Aunque Medford y Cayasso
Se ganaron a pulso
un lugar en el reloj del alma.
Gabelo jugaba atajaba
sin el dolor en la próstata.
Hasta el
Doomsday
Miré que el Minotauro
Encendía los balones
Con el fuego del Hades.
Cuando Pele le disparó
A la araña Negra,
Yo escuchaba la canción
de Rollins Stone “Angie”
Bajo el puente Giovani Verazzano.
No me gustaba
ver partidos estilo Western
Porque los alemanes
Sacaban lirios del pecho
Con el nombre de Uwe Seeler
Y Rummenige con sus tatuajes
En el antebrazo derecho.
Yo les grité en medio del otoño
Que leyeran a la orilla de la portería
Los poemas de Goethe
Y que los goles de Muller
Los coleccionaran
en la tumba de Hitler
O del general Rommel.
Polonia levantaba la estatua
de la libertad
De Lecz Walescza
y Kazimier Dyna
Con Gregroz Lato en la delantera.
No volvieron a ver jugar el fut.
Los polacos no conocen el verano
Nunca han dormido bajo un iglú.
En Perú los Indígenas no juegan fut
Le pregunté a Vargas Llosa
En Lituma en los Andes
Y Todavía recordamos
el puñetazo estilo Mike Tyson
Que le dio
a Gabo en cien años de Soledad.
Los comunistas no tienen novia.
Los capitalistas venden jugadores
Como cajas de uvas en los supermercados.
A veces tienen blackfridays
En las calles de Londres
Y de Madrid.
Luca Modric alucinaba
ser el mejor de los peores.
Yo creía que el espectáculo
De una pelota
Era solamente una pasarela de una bola
Que rueda parapléjica
en el talud
de un estadio lúgubre y solitario.
El árbitro pitaba, acuoso
y aligerado.
Yo no fui un atleta con pie plano
Ni con los hombros anchos como Platón
Jugué póker al azar con una tirada
De cartas con migrañas
Aposté lo que no poseía
Y la existencia
se fue quedando apagada
Y arranqué mis pupilas pegadas
a la luna redonda
Ya no soportaba a los hinchas matarse
Por 11 jugadores que avergonzaban
a la valentía y al amor.
III
Los mayas jugaban fut
Con pelotas desechables
Y se emergían en el alma
Del sacrificado
En un gol que rodaba en el abismo
Tedioso del Tikal.
Arrojaban coágulos de dioses
A los pies de una esfera enferma
Que supuraba maíz
Y el guerrero se transformó
En el goleador de las batallas
contra los enemigos.
Alfabéticos balones
Bailaban en pasarelas
Y domestican la sapiencia
Del homo sapiens.
Agujas traviesas se ríen
De los añejos triángulos
De beisbol
Y una pelota de golf
Se quiebra en la geografía absurda
De parqueos drogados
Y de árbitros con pectorales postizos
Y banderas de hippies
Atarean al viento.
Yo veía que Bujadin Boskov
Era el Alfred Hitchcock del fut
En las amígdalas de España.
Dicen que todos los peloteadores
Del Barca
Descienden de los visigodos
Y de la próstata de Amílcar Barca.
Dudo que
Cristóbal Colón
haya jugado fut
En el equipo
que fundó la reina Isabel
Ante de venirnos a golear
Con tiro de esquina
del descubrimiento.
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