ERASE UNA VEZ UN GOL. POEMARIO. OSCAR SIERRA PANDOLFI.

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El reportro(2)xx



La jugada del Gavilán Calix.

O las metidas de pata de Marco Anariba.

Piruetas de payasos en la alforja

Dilectos personajes de lúdicos tiempos

Presagian algarabías del crack

Platini hacia tatuajes en el aire

Tacconi no jugaba con las flores

Del jardín,

El fut se jugaba con el alma descalza.

Dispárala

Tutti palla

Atajala

Gamba siniestra.

Apabulla Signori y Costacurta

Sabían el ABC de los goles mágicos

Y las piernas duras y estériles.

De los árbitros

Pitaban con infecciones en el gaznate.

Inglaterra  casi mataba  a la reina en 1966.

No volvieron a ver una copa vestida

De la reina Isabel.

Shakespeare sigue riéndose

de sus paisanos.

Camerún era una dama virgen

Cuando les hizo el amor

a los pibes

Con el gol de Biyik,

Y los rusos le quebraron la rodilla

A Pumpido,

Llegó Goicochea…

Beba cerveza todos

los días para que la ebriedad

De la vida no le pase las facturas.

Siga con el balón acostado,

firme

Enchútela, apáguela,

Que desquiciado coachear,

fuma hasta los codos.

La Tota jugó un pentágono

 de mundiales.

Tino Lettieri

Estaba arrepentido

de ser canadiense.

Le pegaba frío patear el balón

En los campos de nieve de Alaska

Cuando entrañaba.

Alexis Lalas

Se rasuraba con presto Barba

Y fumaba Malboro,

Kassey Keller

No quería ser arquero otra vez,

Porque iba a actuar en una película

de Mel Gibson.

Lo gringos never win a coup world.

Son batboys para jugar,

Ellos juegan hockey en wall street

Y el Galaxy

Es para que las mujeres vestidas

de hombre

Aprendan del futbol.

La Hija de Clinton es jugadora,

Le ganó a Isodora Duncan

En el patinaje

Y a cantar mejor

que Barbra Streisand.

El futbol tras

 los rayos ultravioletas,

Los átomos juguetones

contra el arquero,

Fotea la impresionante

 jugada de crossing.

Los paraguas aficionados

se ríen

Y se abrazan

en un gang bang de tañidos

Besos con sabor a SIDA.

Como vas a saber cuándo

se le rompió la tibia

No fui hincha,

ni seguidor de nadie.

Yo no sabía que los pararrayos

 jugaban fut.

Que los jugadores rezaban

después del partido.

No sabía que la iglesia compraba goles

Con los diezmos.

No me gustaban los tiros de corner

Cuando la vida daba sus miradas de sangre.

Hungría supo echarse a la espalda

Los goles de Puskas.

El Salvador fue un equipo cobarde

Cuando le metieron 11 a 0.

Los goles fueron cargados en el avión

Y llevados a un museo en San Salvador.

En Honduras

Nadie vive del balón,

Muere del fut.

Todas las mañanas mueren los lirios

De la sonrisa de un futbolista.

Ayer  falleció el hermano

de Wilson Palacios.

Ayer murió Arnold Peralta.

El chocolate Flores.

Una sombra los mató.

La envidia les metió

un gol de gambeta.

La muerte juega

 sus mejores pases

Prohibidos.

Nadie se atreve a sacar la tarjeta roja

Porque el silencio es el mejor árbitro

Para estos partidos.

La geometría traviesa del estadio

Deja crecer amapolas

En los ramos viejos de la portería.

Una canción se esconde en los pies

De Burruchaga.

Azota una llovizna del marcador

De un gol siamés

Que juega a ser astronauta bajo el sol.

Hipódromo de jugadores

Con melenas extrañas

Gullid dribla contra el cielo

Y Brehme tira despacio

Con las muecas de jazz de Müller.

Zenga sabía dar sus voladas

de mosca veraniega.

La araña Negra, cundió

como pájaros muertos

Las piernas mágicas de Pele.

Eusebio era la bestia King Kong

Que disparaba contra todos

Y el balón quedaba apachurrado

 de nostalgias.

Butragueño siempre leyó los poemas

De Bécquer antes

 de salir al ataque.                       

Sol Campbell jugaba

 hacia atrás con la pelota

Envuelta en una tijera eólica.

Hacía nudos juguetones en el corner.

El cuadrilátero con ojeriza

Irradiaba el crepúsculo

 entre rostros atareados

De risas y lágrimas.

En el tórax de sillas destruidas

Y de goles afiebrados.

Yo no sé cuántos mundiales

se han jugado,

Karpov movía la última pieza

Sin fecha de vencimiento

Y los latidos del segundo tiempo

Dejaban que detuviera la pelota disfrazada

De mujer embarazada.

La bola rueda sarcástica

como una planta carnívora,

el mundo  espiral de sueños

de victorias nauseabundas,

que el alma sostiene.

En este rincón del mundo,

el fútbol

simple juego.

Es una lengua nopales eufóricos,

 El gol discurre en el peaje

De anónimos laterales.

Clímax de quejidos sonámbulos

Fambulesco  supremo roedor en el aire,

 explosión de júbilo de calaveras

ungidas de pasión,
un instante de gloria en los pies heridos,

Jugadores celebran la fe del vacío

De una portería abandonada a la merced

Del viento,

 Héroes ignotos 

de este cuento fugaz,
danza del balón

 en las pupilas de DIOS,

cada gol,  disparo audaz

en las vértebras del tiempo.

Silbato de bocas exhumadas

al final del telón,
queda en el aire la magia,

jazz del balón.
orquesta límpida

un ballet de pies

al final del partido cortado

por una mano malévola

de signos rodantes.

Esfera oscilatoria mira

 el trampolín de manos eólicas,

el beso ofuscado de un arquero

muerto a media luz,

y una jugada de balón  prohibido

al final de enmarañada tarde

hiere el silencio de los alcaravanes

de jugadores  abandonados

que escapan marginados

y la balada de músculos

en play off disparan

 contra la sinfonía

de la oscuridad.

Se pierden por el lateral izquierdo

Del abismo de cruces

con fémures postizos,

Y en cuellos corta2 en x,

Saltan como mariposas muertas

Y de una cancha fúnebre

donde la piel erizada

de gramas con piel de cebra

se convierten en teatro de golf

y de esferas preñadas de pentágonos

adúlteros.

El trafago de Schillacci

que le metió un gol de media cancha

a la muerte,

lo vi correr contra la portería de Dios,

era la ternura de un golpe

contra la exactitud de eterna.

Sostengo el balón con el equilibrio

De una mala jugada,

Driblo con fuerza

en el aire

Y ciño mi fuerza

contra los espejos

De la lluvia

Corro contra el réferi

 en una volada

De la Tota Carbajal

o de Higuita

Con malabares

de escorpión drogado

con criptonita.

Siempre jugué doble partido

En la vida,

por un lado

Tiraba penaltis enfermos

De gonorrea

y de recuerdos torcidos,

Y en la otra banda,

 era transparente atacador

de la existencia,

Manejaba la pelota

con suavidad

Y daba pases precisos a la suerte,

Y de repente,

Perdía la magia,

Una tarjeta roja vestida de niña

Me acompañaba en los contraataques.

El mágico Gonzales

fue famoso en la revista Forber

Y Roberto Baggio con Vialle

Siempre soñaban con el scudetto

De la gloria,

Yo era ese niño que a chuñas

Tiraba pelotas

Como pájaro estático

en la mano de la soledad

coleccionaba  pesares

en el adiós de los aficionados

en los muros derrotados.

Recordé que Vilanova

y Antonio Puerta

Descansan en tumba de  ausentes.

Era la estrategia mortal

 de infelices balones

Y en el estrago huracanado

De un infarto a medio llanto ,

a medio andar,

era una jugada certera y lívida.

La  simple lejanía de una cicatriz

que volaba una patada

al arco endurecido,

y engavillado por la velocidad

que festejaba el último inning

de la vida.

Trajiné la montaña juguetona

De risas y vivas.

Era España que abría el cielo

Con un gol contra Holanda

En el 2010,

la reina cambiaba su vestido

y se rasuraba alegre.

Pagliuca se lanzaba

como una araña aplastada

Y  la cizaña de una pelota

Se adhería al santo y seña

De un  pequeño eslabón

De kilómetro infra añejo.

Youri Djorkaeff

Añadía en efecto eñe

El sueño extraño

De marcar en el ecuador maldito

De un partido que se esfumó

En el pitido cobarde del réferi.

Alain Boghossian

 ya no jugaba en la Sampdoria

De antaño

Y una mañana con maña

Olvidé que Lubos Kubic

Era un buen jugador

Porque se me perdió aquella figurita

Que guardaba en la memoria de la niñez.

El agua que cae en los estadios no es transparente

Y el otoño no existe en los mundiales

De fut,

Yo sabía que Enzo Bearzot

Y Washington Tabaré

Envejecieron con los botines puestos,

Nunca super si los antiguos egipcios

Jugaban básquet con las momias

Las pirámides tienen secretos

Llenos de arena

Y ahí se esconde la cobardía

Del rio Nilo

Que se colorea de azul…

TutanKamon

Se sabía unos cuentos de hadas

En el mar rojo.

Yo no jugué fut

Porque mi abuela

Se refugiaba los domingos

En la misa

Y el sacerdote rezaba cada 3 goles

Que le echaban al equipo del barrio.

La última vez que vi jugar a Romario,

Los pájaros bebían agua de la ventana

Y el televisor agonizaba con las telenovelas mejicanas

Yo rezaba con las revistas de la Playboy

Quería ser un player de beisbol

Como Joe DiMaggio

En tercera base,

Sin daños colaterales

Caía el sol en el ecuador del campo,

La gente era un jazz confundido bajo la lluvia

Siempre soñé ser un vago

En las calles de una línea recta desnuda

Y los racimos de risas

Entreverados en el primer gol

Que le inyectaron en 3 ccc

A memo Ochoa

Y no sé por qué Bora Milutinovic

Fracasó con la selección

de la Virgen de doña Lupe en 1986.

Hugo Sánchez era el único

 Santos el enmascarado de Plata

Que jugaba decentemente

 en el Real Madrid.

Es que los mejicanos

no nacieron futbolistas.

Pienso que hubieran llevado

a Juan Ga de arquero

Y a Chente Fernández

en la delantera.

Ataca la existencia

Con un pase de profundidad,

Y cada mañana cuando despertaba

con los ojos cerrados

tome Coca Cola, la chispa de la vida

meta goles, cerveza Coors.

Tiro de esquina :

Baterías Rayo Bacs,

Y recorra el mundo con Toyota.

Jorge Campos

Ya no atajaba goles,

Olía a sangre y a telenovelas.

Igualmente, Guatemoc

Era un mal poeta con la pelota

En la delantera

Que hasta el beso de una actriz

Se deslizó en los esqueléticos caminos

Del amor.

Miguel Mejía Barón, no era varón.

Los mejicanos, ibid.

No juegan balompié en Fair Play

Padecen de epilepsia

cuando llegan los argentinos

Con pelotas de ping pong.

Recuerdo a

Yeltsin Tejeda y Juan Pablo Vargas,

Cuando perforaron a la vieja señora

De Alemania

Aunque al final el score dio vuelta

De ruleta rusa

Dejaron tirados en el césped

De la derrota a los ticos en 2022.

No creo que los costarricenses

sepan de fut

La suerte siempre

Es la fiel compañera

Como un perro

que no abandona a su amo.

Aunque Medford y Cayasso

Se ganaron a pulso

 un lugar en el reloj del alma.

Gabelo jugaba atajaba

sin el dolor en la próstata.

Hasta el

Doomsday

Miré que el Minotauro

Encendía los balones

Con el fuego del Hades.

Cuando Pele le disparó

A la araña Negra,

Yo escuchaba la canción

de Rollins Stone “Angie”

Bajo el puente Giovani Verazzano.

No me gustaba

ver partidos estilo Western

Porque los alemanes

Sacaban lirios del pecho

Con el nombre de Uwe Seeler

Y Rummenige con sus tatuajes

En el antebrazo derecho.

Yo les grité en medio del otoño

Que leyeran a la orilla de la portería

Los poemas de Goethe

Y que los goles de Muller

Los coleccionaran

en la tumba de Hitler

O del general Rommel.

Polonia levantaba la estatua

de la libertad

De Lecz Walescza

 y Kazimier Dyna

Con Gregroz Lato en la delantera.

No volvieron a ver jugar el fut.

Los polacos no conocen el verano

Nunca han dormido bajo un iglú.

En Perú los Indígenas no juegan fut

Le pregunté  a Vargas Llosa

En Lituma en los Andes

Y Todavía recordamos

el puñetazo estilo Mike Tyson

Que le dio

a Gabo en cien años de Soledad.

Los comunistas no tienen novia.

Los capitalistas venden jugadores

Como cajas de uvas en los supermercados.

A veces tienen blackfridays

En las calles de Londres

Y de Madrid.

Luca Modric alucinaba

ser el mejor de los peores.

Yo creía que el espectáculo

De una pelota

Era solamente una pasarela de una bola

Que rueda parapléjica

 en el talud

de un estadio lúgubre y solitario.

El árbitro pitaba, acuoso

 y aligerado.

Yo no fui un atleta con pie plano

Ni con los hombros anchos como Platón

Jugué póker al azar con una tirada

De cartas con migrañas

Aposté lo que no poseía

Y la existencia

se fue quedando apagada

Y arranqué mis pupilas pegadas

a la luna redonda

Ya no soportaba a los hinchas matarse

Por 11 jugadores que avergonzaban

a la valentía y al amor.

III

Los mayas jugaban fut

Con pelotas desechables

Y se emergían en el alma

Del sacrificado

En un gol que rodaba en el abismo

Tedioso del Tikal.

Arrojaban coágulos de dioses

A los pies de una esfera enferma

Que supuraba maíz

Y el guerrero se transformó

En el goleador de las batallas

 contra los enemigos.

Alfabéticos balones

Bailaban en pasarelas

Y domestican la sapiencia

Del homo sapiens.

Agujas traviesas se ríen

De los añejos triángulos

De beisbol

Y una pelota de golf

Se quiebra en la geografía absurda

De parqueos drogados

Y de árbitros con pectorales postizos

Y banderas de hippies

Atarean al viento.

Yo veía que Bujadin Boskov

Era el Alfred Hitchcock del fut

En las amígdalas de España.

Dicen que todos los peloteadores

Del Barca

Descienden de los visigodos

Y de la próstata de Amílcar Barca.

Dudo que

Cristóbal Colón

 haya jugado fut

En el equipo

que fundó la reina Isabel

Ante de venirnos a golear

Con tiro de esquina

 del descubrimiento.


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