VIP
“Very Important Person”
Oscar Sierra-Pandolfi
HOY APRENDÍ
La vida se escapa x la ventana.
Mis ojos ante la oscuridad
De un pájaro que canta agónico.
Afuera,
de mí mismo,
habita un río de recuerdos muertos.
Océano de ausencia,
Y disgrega mi cabellera,
en la web de la muerte.
Me hundo
y me entierro en las soledades
para olvidarme que existo.
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“Very Important Person”
Oscar Sierra-Pandolfi
YO SOY MI PROPIA CASA
Mis músculos aprendieron a vivir
mis ojos esconden habitaciones
que nunca he visto.
mis caricias mutilan retratos
de pasados heridos.
Guardo un cofre de sastre herido
en mis dedos,
y en mi boca,
los silencios y gritos,
ya no tienen fuerzas
para rodar en el aire.
Soy mi propia casa,
lodo restregado
de ilusiones.
Mujeres habitaron mi yo:
bailaron y amaron
sin detenerse.
Un día:
escupí fuego en mi propio cuerpo,
para destruir esa casa que soy.
Las estrías de colores en las paredes,
y los recuerdos mordiéndome el cuello,
y el olvido, habitándome.
Hoy:
asesiné a mi ego,
en la casa
de mi alma.
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“Very Important Person”
Oscar Sierra-Pandolfi
A VECES
A veces la vida se extiende
fuera de sus límites,
y mis pies corren apresurados
hacia el crepúsculo.
Huyen de secretos a escondidas,
en algún recuerdo
y en la pupila
de mujer fallecida,
umbral
de casa abandonada.
A veces mido la extensión
del agua en las azoteas,
y con una brújula huérfana
avizoro el norte de tus labios,
la vida se escapa
en manos heridas.
A veces no entiendo,
Por qué el amor es una línea ensangrentada
en la ventana,
o una nebulosa en mis ojos.
Un martirio en las esperas,
o una frase callada en bocas dormidas.
A veces no me entiendo,
y corro hacia la muerte,
con la maldición de Prometeo,
y con cicatrices atadas a mis palabras.
Conozco el lenguaje de la noche,
y el ladrido de perros.
La nada y el vacío
emergen en mis temblorosas
manos a punto de morir.
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“Very Important Person”
Oscar Sierra-Pandolfi
No se sabe
filosofía de la hoja seca.
Una paloma herida en el tejado,
y mi abuela tardó en bordar la vida
en los raídos delantales de la cocina,
y el humo del fogón no necesitaba wi fi.
Le hablaba a mi abuelo
con mi garganta clara
sin auriculares, ni teléfonos.
Hoy veo mi vida hundirse
en la filosofía
de filamentos electrónicos,
frente a frente,
con los filazos
de homicida
de un homovidens.
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