CLAUDIO BARRERA, UN POETA DEL TIEMPO SIN TIEMPO

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Barrera, Claudio

 (1912-1971).Poeta y periodista cultural. Su verdadero nombre fue Vicente Alemán h. en 1949, fundo en Tegucigalpa, la revista literaria Surco. Fue responsable de la página literaria del desaparecido diario El Cronista. Fue uno de los miembros relevantes de la llamada Generación del 35. En 1954, se le concedió el Premio Nacional de Literatura. Obra: Poesí a: La pregunta infinita (1939); Brotes hondos (1942); cuantos democráticos al General Morazán (1944); Fechas de sangre (1946); Las liturgias del sueño (1949); Recuento de la imagen (1951); El ballet de las guarias (1952); La estrella y la cruz (1953); Poesía completa (1956); La cosecha (1957); Pregones de Tegucigalpa (1961); Poemas (1968); Hojas de otoño (1969); Poemario 14 de julio (1969); Canciones para un niño de seis años (edición póstuma, 1972). Drama: La niña de Fuenterrosa (1952). Antología: Antología de poetas jóvenes de Honduras, desde 1935 (1950); Poesía negra en Honduras (1960).





El Retorno del Padre


Hoy vendrá mi padre!

La casa estará más hermosa que nunca

Mas brillante el cielo,

y el pan de la mesa, más dulce y más bueno.

En el horizonte, las cintas azules

caerán sobre el monte

Y, aunque traiga las manos vacías,

besaremos sus manos cansadas

de golpes amargos que brinda la vida.

Todos en la casa no diremos nada!

El hogar estará luminoso ese día!

No hay resentimiento para un dolor grande

que ya en el ocaso se torna alegría

Porque el llanto que nuble sus ojos

será de alegría.

Y aunque venga solo!

Y aunque venga triste!

Arrastrando las huellas amargas de sus agonías,

sin decirle nada;

sin una palabra que fuera un reproche...

Llenaremos de besos sus manos vacías!

ESTAMPA

Señor: Tu conoces mi fe mejor que nadie.

Sabes como soy yo. Como te pido

la voluntad de ser como mi padre.

Como los robles de una antigua raza

que no han podido envanecer los aires.

Quiero esa tosca humanidad del barro

con que se hacía nuestra historia antes.

Quiero esa dura voz ilimitada

por la sabiduría de los años.

Cada día que pase, ser más hondo

y a pesar de la hondura ser más alto.

Amar en la mujer, ese prodigio

de la maternidad y ser sencillo,

para tejer en rústica parcela

un poema de amor para mis hijos.

Que me encuentren las tardes sobre el surco.

Las noches sobre el libro del pasado.

Con la mirada abierta hacia el futuro

y el corazón abierto entre las manos.

Ser nada más lo que soñó mi padre:

El roble antiguo de una antigua raza

que no han podido envanecer los aires.

LA TRAGEDIA

Cuando lacté las ubres de sueños infantiles

cargué el morral al hombro para abreviar los pasos,

conocí los crepúsculos rayados de fusiles

y los amaneceres pringados de balazos.

Era ingenua la loba y era infantil su parto.

Yo, un cachorro de nubes, no estaba a la medida.

Me reclamó la sangre, ya de sangre estoy harto.

Me reclamó la muerte y estoy harto de vida.

La gloria. El espejismo cubrió la lejanía.

Y una mañana de oro con mi mejor poesía

salí bajo el designio de la primera canción.

Y a pesar de la sangre que dejé en los rastrojos

y los primeros sueños que lloraron mis ojos,

voy llegando a la tierra limpio de corazón.

LA DOBLE CANCION

Por; Claudio Barrera

Yo, sembrador de ideas.

Tú, sembrador de trigo.

Tendamos nuestras manos al pobre que es amigo.

Busquemos el abrigo de todas nuestras penas

en un inmenso abrazo.

Juntemos los arados que van de brazo en brazo

con nuestra gran idea que va de mente en mente...

Y así seremos fuertes llamándonos amigos.

Tú, sembrador de trigo Yo, sembrador de ideas.

Juntemos nuestras penas para aterrar verdugos.

Tu que amasas la carne de todos mis mendrugos,

en pago quiero darte la lumbre en tu camino:

los dos somos muy fuertes,

pero somos cobardes con un mismo destino.

Empecemos la lucha.

Yo levanto las teas.

Tu levanta los brazos.

Abrazos en las masas

de todos lo trigales

y todas las ideas.

Cambiaras tus arados por gritos de protesta

y habrá fiesta en la Tierra, en el mar y en el cielo

cuando miren que todos nos sentimos amigos,

y entonces, con las manos, unidas, como hermanos,

alzaremos las teas...

Yo con la fuerza enorme de todas mis ideas.

Tu con la verde espiga cortada de tus trigos.




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