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Antologu00eda de Pablo Neruda



ANTOLOGÍA DESESPERADA

Pablo Neruda

Compiladores: Oscar Sierra Pándolfi & Melvin Salgado


Antología Desesperada©

Pablo Neruda (2024)

Compiladores: Oscar Sierra Pándolfi & Melvin Salgado

Pandolfi & Salgado editores 2024

Paseo laberíntico por la vasta obra poética del poeta chileno Pablo Neruda

Input de notas 


En el vasto y glorioso mundo de la poesía como una constelación iluminada por la luz de las estrellas, se encuentra la figura imponente del escritor Pablo Neruda, cuyas palabras se elevan como un vuelo de pájaros que trasciende el tiempo y el espacio. A través de su poética, Neruda nos invita a un viaje por la tierra y el ser humano, explorando las profundidades de la existencia y desentrañando sus misterios.

Sus creaciones poéticas son una amalgama de temas y estilos, una travesía a través de la belleza y la contradicción. En su obra 'Crepúsculario', Neruda explora las emociones más oscuras del ser humano, sacando a la luz la melancolía, la soledad y el misterio de la noche. Un canto sombrío que nos transporta a un universo de sombras y poemas oscuros, como cuervos volando en la bruma.

'Veinte poemas de amor y una canción desesperada' es una obra cumbre en el canon literario de Neruda. Con una prosa lírica y sensual, el poeta nos adentra en un viaje por el amor y el desamor, navegando por los altibajos de una relación apasionada. A través de sus palabras, podemos palpar la intensidad de sus emociones y sentir el latido del corazón del enamorado.

En 'Residencia en la tierra', Neruda nos lleva de la mano en un recorrido por los paisajes de su tierra natal, Chile. Con una mirada crítica y comprometida, el escritor nos muestra la belleza de su país y al mismo tiempo denuncia la injusticia y el sufrimiento de su pueblo. Una poesía que arde con el fuego de la protesta, cuestionando las desigualdades sociales y clamando por un mundo más justo.

'Canto general' es una obra monumental, una odisea por América Latina, recorriendo sus tierras y sus gentes. Con una voz épica y tremendamente humana, Neruda nos cuenta la historia de un continente marcado por la conquista y la opresión, pero también por la resistencia y la lucha. Un canto de amor a la tierra y al pueblo latinoamericano, que honra su cultura y su identidad.

En su obra 'Los versos del capitán', Neruda se embarca en un viaje hacia su propio ser, explorando sus anhelos, sus miedos y sus pasiones más íntimas. A través de sus versos, nos adentramos en su mundo interior y descubrimos su esencia más profunda. Una obra que desnuda el alma del poeta y nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia.

Las 'Odas elementales' son una oda a la naturaleza, una celebración de la vida en todas sus formas. Con una mirada detallista y amante, Neruda nos lleva de la mano a través de los elementos de la tierra, desde el mar hasta la montaña, desde el fuego hasta la lluvia. Una poesía que exalta la belleza y la magia de lo cotidiano, convirtiendo lo mundano en trascendental.

'Estravagario' es una obra en constante movimiento, un remolino de imágenes y palabras que nos arrastra a un mundo de locura y creatividad. En sus poemas, Neruda juega con el lenguaje y los significados, rompiendo las reglas y desafiando la razón. Una obra que nos invita a liberarnos de las ataduras y a dejar volar nuestra imaginación.



En 'Cien sonetos de amor', Neruda nos regala un festín de amor y pasión, un canto a la mujer y a su amor eterno por ella. Con una prosa delicada y melódica, el poeta nos lleva por un camino de enamoramiento y deslumbramiento, mostrándonos la belleza y la complejidad del amor en todas sus formas.

'Memorial de Isla Negra' es una obra que mezcla la poesía con la prosa, una especie de diario íntimo del escritor en su refugio en Isla Negra. A través de sus reflexiones, anécdotas y poemas, Neruda nos sumerge en su universo privado, compartiendo con nosotros su visión del mundo y su visión del amor.

En 'Arte de pájaros', Neruda nos invita a volar con él, a través de los cielos y el tiempo, a través de los cantos y los vuelos de las aves. Con una poesía ligera y delicada, el escritor nos lleva a un lugar imaginario donde los pájaros son los protagonistas y la libertad es el tesoro más preciado.

Con 'Geografía infructuosa', Neruda nos sumerge en un laberinto de sueños y realidades, un viaje por la incertidumbre y la exploración del inconsciente. A través de sus versos, el poeta nos invita a cuestionar nuestra percepción de la realidad y a adentrarnos en los territorios más inexplorados de nuestra mente.

En 'Libro de las preguntas', (Libro póstumo) Neruda nos desafía con interrogantes que se entremezclan con imágenes y metáforas. Una obra en la que el escritor nos lleva a reflexionar sobre los misterios de la vida, a cuestionar nuestras verdades y a abrir nuestras mentes a la posibilidad de lo desconocido.


En resumen, la poética de Pablo Neruda es una invitación a explorar todas las facetas de la existencia, a través de una mirada poética y profunda. Su legado literario es un tesoro invaluable, una obra que seguirá siendo fuente de inspiración para las generaciones venideras. Como un pájaro en vuelo, su poesía sigue desafiando los límites y trascendiendo el tiempo, dejándonos un legado inmortal.

Melvin Salgado

Poeta y escritor hondureño




OTROS POEMAS

CREEPUSCULARIO

SENSACIÓN DE OLOR

FRAGANCIA
de lilas...

Claros atardeceres de mi lejana infancia
que fluyó como el cauce de unas aguas tranquilas.

Y después un pañuelo temblando en la distancia.
Bajo el cielo de seda la estrella que titila.

Nada más. Pies cansados en las largas errancias
y un dolor, un dolor que remuerde y se afila.

...Y a lo lejos campanas, canciones, penas, ansias,
vírgenes que tenían tan dulces las pupilas.

Fragancia
de lilas...

Crepusculario

F A R E W E L L

1

DESDE el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.

2

YO NO lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.

3

(AMO el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.

4

AMO el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.)

5

YA NO se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tu serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

...Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.

MAESTRANZAS DE NOCHE

HIERRO negro que duerme, fierro negro que gime
por cada poro un grito de desconsolación.

Las cenizas ardidas sobre la tierra triste,
los caldos en que el bronce derritió su dolor.

Aves de qué lejano país desventurado
graznaron en la noche dolorosa y sin fin?

Y el grito se me crispa como un nervio enroscado
o como la cuerda rota de un violín.

Cada máquina tiene una pupila abierta
para mirarme a mí.

En las paredes cuelgan las interrogaciones,
florece en las bigornias el alma de los bronces
y hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos.

Y entre la noche negra —desesperadas—- corren
y sollozan las almas de los obreros muertos.

VEINTE POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA

6

TE recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en
calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

                                 19

NIÑA morena y ágil, el sol que hace las frutas,

el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,

hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos

y tu boca que tiene la sonrisa del agua.

Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras

de la negra melena, cuando estiras los brazos.

Tú juegas con el sol como con un estero

y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.

Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.

Todo de ti me aleja, como del mediodía.

Eres la delirante juventud de la abeja,

la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.

Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,

y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.

Mariposa morena dulce y definitiva,

como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada

                                 20

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos

           árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis

          brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

LA CANCIÓN DESESPERADA

EMERGE tu recuerdo de la noche en que estoy.

El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.

Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.

Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.

De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.

Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue

           naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.

La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,

turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.

Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.

Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,

anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,

a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,

y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,

y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.

Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme

en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,

el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,

aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,

oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo

en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.

Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,

y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh sentina de escombros, en ti todo caía,

qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste

de pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.

Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,

descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora

que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.

Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.

Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!

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