POEMAS PARA GOLEAR A LA MUERTE/ OSCAR SIERRA PANDOLFI.

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El reportro(2)xx



Esfera oscilatoria mira

 el trampolín de manos eólicas,

el beso ofuscado de un arquero

muerto a media luz,

y una jugada de balón  prohibido

al final de enmarañada tarde

hiere el silencio de los alcaravanes

de jugadores  abandonados

que escapan marginados

y la balada de músculos

en play off disparan

 contra la sinfonía

de la oscuridad.

Se pierden por el lateral izquierdo

Del abismo de cruces con fémures postizos,

Y en cuellos corta2 en x,

Saltan como mariposas muertas

Y de una cancha fúnebre

donde la piel erizada

de gramas con piel de cebra

se convierten en teatro de golf

y de esferas preñadas de pentágonos

adúlteros,

el trafago de Schillacci

que le metió un gol de media cancha

a la muerte,

lo vi correr contra la porteria de Dios,

era la ternura de un golpe

contra la exactitud de eterna.

Sostengo el balón con el equilibrio

De una mala jugada,

Driblo con fuerza en el aire

Y ciño mi fuerza contra los espejos

De la lluvia

Corro contra el réferi en una volada

De la Tota Carbajal o de Higuita

Con malabares de escorpión drogado

con criptonita.

Siempre jugué doble partido

En la vida,

por un lado

Tiraba penaltis enfermos

De gonorrea y de recuerdos torcidos,

Y en la otra banda, era transparente atacador

de la existencia,

Manejaba la pelota con suavidad

Y daba pases precisos a la suerte,

Y de repente,

Perdía la magia,

Una tarjeta roja vestida de niña

Me acompañaba en los contraataques.

El mágico Gonzales fue famoso en la revista Forber

Y Roberto Baggio con Vialle

Siempre soñaban con el scudetto

De la gloria,

Yo era ese niño que a chuñas

Tiraba pelotas

Como pájaro estático

en la mano de la soledad

coleccionaba  pesares

en el adiós de los aficionados

en los muros derrotados.

Recordé que Vilanova y Antonio Puerta

Descansan en tumba de  ausentes.

Era la estrategia mortal

 de infelices balones

Y en el estrago huracanado

De un infarto a medio llanto ,

a medio andar,

era una jugada certera y lívida.

la  simple lejanía de una  cicatriz

que volaba una patada al arco endurecido,

y engavillado por la velocidad

que festejaba el ultimo inning

de la vida.

Trajiné la montaña juguetona

De risas y vivas.

Era España que abría el cielo

Con un gol contra Holanda

En el 2010,

la reina cambiaba su vestido

y se rasuraba alegre.

Pagliuca se lanzaba como una araña aplastada

Y  la cizaña de una pelota

Se adhería al santo y seña

De un  pequeño eslabón

De kilómetro infra añejo.

Youri Djorkaeff

Añadía en efecto eñe

El sueño extraño

De marcar en el ecuador maldito

De un partido que se esfumó

En el pitido cobarde del réferi.

Alain Boghossian ya no jugaba en la Sampdoria

De antaño

Y una mañana con maña

Olvidé que Lubos Kubic

Era un buen jugador

Porque se me perdió aquella figurita

Que guardaba en la memoria de la niñez.

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