Esfera oscilatoria mira
el trampolín de manos eólicas,
el beso ofuscado de un arquero
muerto a media luz,
y una jugada de balón prohibido
al final de enmarañada tarde
hiere el silencio de los alcaravanes
de jugadores abandonados
que escapan marginados
y la balada de músculos
en play off disparan
contra la sinfonía
de la oscuridad.
Se pierden por el lateral izquierdo
Del abismo de cruces con fémures postizos,
Y en cuellos corta2 en x,
Saltan como mariposas muertas
Y de una cancha fúnebre
donde la piel erizada
de gramas con piel de cebra
se convierten en teatro de golf
y de esferas preñadas de pentágonos
adúlteros,
el trafago de Schillacci
que le metió un gol de media cancha
a la muerte,
lo vi correr contra la porteria de Dios,
era la ternura de un golpe
contra la exactitud de eterna.
Sostengo el balón con el equilibrio
De una mala jugada,
Driblo con fuerza en el aire
Y ciño mi fuerza contra los espejos
De la lluvia
Corro contra el réferi en una volada
De la Tota Carbajal o de Higuita
Con malabares de escorpión drogado
con criptonita.
Siempre jugué doble partido
En la vida,
por un lado
Tiraba penaltis enfermos
De gonorrea y de recuerdos torcidos,
Y en la otra banda, era transparente atacador
de la existencia,
Manejaba la pelota con suavidad
Y daba pases precisos a la suerte,
Y de repente,
Perdía la magia,
Una tarjeta roja vestida de niña
Me acompañaba en los contraataques.
El mágico Gonzales fue famoso en la revista Forber
Y Roberto Baggio con Vialle
Siempre soñaban con el scudetto
De la gloria,
Yo era ese niño que a chuñas
Tiraba pelotas
Como pájaro estático
en la mano de la soledad
coleccionaba pesares
en el adiós de los aficionados
en los muros derrotados.
Recordé que Vilanova y Antonio Puerta
Descansan en tumba de ausentes.
Era la estrategia mortal
de infelices balones
Y en el estrago huracanado
De un infarto a medio llanto ,
a medio andar,
era una jugada certera y lívida.
la simple lejanía de una cicatriz
que volaba una patada al arco endurecido,
y engavillado por la velocidad
que festejaba el ultimo inning
de la vida.
Trajiné la montaña juguetona
De risas y vivas.
Era España que abría el cielo
Con un gol contra Holanda
En el 2010,
la reina cambiaba su vestido
y se rasuraba alegre.
Pagliuca se lanzaba como una araña aplastada
Y la cizaña de una pelota
Se adhería al santo y seña
De un pequeño eslabón
De kilómetro infra añejo.
Youri Djorkaeff
Añadía en efecto eñe
El sueño extraño
De marcar en el ecuador maldito
De un partido que se esfumó
En el pitido cobarde del réferi.
Alain Boghossian ya no jugaba en la Sampdoria
De antaño
Y una mañana con maña
Olvidé que Lubos Kubic
Era un buen jugador
Porque se me perdió aquella figurita
Que guardaba en la memoria de la niñez.
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