Equinoccio
de las estaciones
Melvin Salgado
© Equinoccio de las estaciones
Tegucigalpa, Honduras, C.A.
P&S Editorial
Primera Edición
julio 2024.
ISBN: 9798338457344
Cubierta e impresión offset:
Melvin Salgado
Cel: +504 9743-8971
Edición única en español.
El contenido de esta obra está protegido por la ley.
Prohibido la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio sin la autorización del autor.
"Equinoccio de las Estaciones", la nueva ofrenda poética de Melvin Salgado, nos invita a un viaje introspectivo a través de las metáforas de las estaciones, no como fenómenos climáticos, sino como estados del alma, etapas de la vida misma. Salgado, con la sensibilidad de un pintor y la destreza de un artesano de la palabra, nos transporta a través de un ciclo existencial completo, desde la crudeza del invierno hasta la serena melancolía del otoño.
El poemario se abre con un "Invierno" que se presenta como una alegoría de la adversidad, de los momentos oscuros que inevitablemente nos toca enfrentar. Los versos, cargados de un lenguaje vívido y contundente, evocan la soledad, la incertidumbre y el dolor. "Tras los escombros del crepúsculo", "Tormentas que precipitan oscuridades", "Arenas movedizas", son solo algunos ejemplos de la imaginería que Salgado utiliza para pintar un cuadro desolador, pero no exento de una belleza trágica. Es en este punto donde el autor, como un moderno Dante guiándonos por los círculos del infierno, nos recuerda que la vida no es un camino de rosas, sino un viaje sinuoso donde la dificultad es parte inherente del proceso de crecimiento.
Sin embargo, la obra de Salgado no se queda anclada en la desolación invernal. Con la llegada de la "Primavera", el poemario se llena de luz, de esperanza y renacimiento. Aquí, el agua, elemento omnipresente en la obra, se convierte en símbolo de purificación y renovación. Los versos fluyen con la misma naturalidad que un arroyo de montaña, llevándonos a través de paisajes interiores donde la belleza y la alegría se abren paso entre las grietas de la experiencia previa. Es en esta sección donde la maestría del poeta se hace más evidente, utilizando la sutileza y la delicadeza para transmitir emociones complejas que resuenan en lo más profundo del lector.
El "Verano", con su calidez y exuberancia, nos habla de la plenitud, del amor y la pasión. Roatán, la isla caribeña que sirve de escenario a varios de los poemas, se erige como un símbolo paradisíaco, un espacio donde el tiempo parece detenerse y la felicidad se vuelve tangible. Sin embargo, la voz de Salgado, lejos de caer en la ingenuidad, nos advierte sobre la naturaleza efímera de toda experiencia, recordándonos que incluso el verano más cálido eventualmente debe llegar a su fin. "Nada es permanente", nos dice, preparándonos para la inevitable llegada del otoño.
Finalmente, el "Otoño" se presenta como un tiempo de introspección, de equilibrio y aceptación. Los versos adquieren un tono más reflexivo, más sereno, mientras el poeta contempla el paso del tiempo y la cercanía de la muerte. No obstante, la muerte no es vista como un final abrupto, sino como una transición hacia un nuevo estado, una transformación que se anticipa con la misma naturalidad con la que las hojas caen de los árboles.
En definitiva, "Equinoccio de las Estaciones" es una obra que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza cíclica de la vida, con sus altas y bajas, sus momentos de luz y oscuridad. A través de un lenguaje poético rico en imágenes y metáforas, Melvin Salgado nos recuerda que la belleza se encuentra presente en cada una de las estaciones, incluso en las más crudas, y nos motiva a abrazar la totalidad de la experiencia humana.
Siguatepeque, Honduras C.A. 19 abril 2023.
Dr. Mauricio Lorero Ramírez
Dr. Honoris Causa
Médico y Escritor
Todo cambia, nada permanece,
y no habría belleza,
ni danza ni movimiento
si las estaciones no alborotan los colores
y el follaje de los arboles
no se desprendiera,
amarillo, en el atardecer.
(Gioconda Belli)
Hay algo de mi sombra en tu sombra, hay algo de mi sueño en tu sueño, hay algo de mi frío en tu invierno. (Carmen Naranjo
)Grisáceos nubarrones
derramados en acuosas claridades
de paisajes nocturnales.
Denso y enternecido
gorrión mojado
estremece la existencia
en la rama donde reposa.
Nada entibia los segundos,
nada enfoguece mis manos.
Entumecido y congelado
invierno interminable,
así discurres, imponente,
en el albor de relojes
de un iglú fallecido.
Atardecidos colores
presagian tempestades,
en su póstumo suspiro
oscurece despacio nuestra playa.
Mustios recuerdos se derriban
como claveles deshojados.
Enturbian mis ojos
palideciendo la discreta mirada.
Desquicio
al borde de tu último latido
y el trinar de pajarillos
provoca vértigo tras el precipicio.
Recuerdos punzantes
como un tsunami en el presagio,
y el crepúsculo entre escombros
se yergue triunfante ante la nostalgia.
Rumores atardecidos
de tormentas precipitadas
en las vastas oscuridades.
Nunca entendimos el por qué
de agujeros negros
por donde escapa la vida,
ni esas escenas suicidas
donde los rayos del sol se enlutan.
No entendimos el por qué
de miradas apagadas por el dolor
ni el adiós intempestivo
que vistió de amargura al arrebol.
Desde la fría incertidumbre
llegan ateridas a la memoria
como preguntas que se extravían
en la secreta bruma del silencio.
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